SINOPSIS:
En Mongolia, cuando un perro muere es enterrado en lo alto de la montaña para que nadie pueda pisar su tumba. El dueño del perro le susurra al oído que desea que se reencarne, en su próxima vida, en un hombre. Hasta entonces, el alma del perro es libre de vagar por la tierra y sus paisajes, durante el tiempo que quiera. Sólo algunos perros se reencarnan en hombres, únicamente los que están listos para ello. Yo estoy listo.
Esto lo aprendí viendo un programa de National Geographic en la televisión, así que debe de ser verdad. Vivo con Danny, y he aprendido tanto de él... he aprendido los principios para ser un buen piloto de carreras. Equilibrio, anticipación, paciencia. Éstas son lecciones muy importantes, tanto para la vida como para una pista de carreras. Danny es un verdadero campeón, aunque no todos lo vean así, porque Danny tiene responsabilidades. Tiene a su hija Zoë, y tiene a su esposa Eve. Y me tiene a mí.
Lo que más me gusta es correr por la hierba con la cabeza baja, sintiendo cómo las gotas de agua del rocío me salpican la cara. Me gusta correr y sentir todos los olores, toda la vida. Cuando yo regrese a este mundo voy a volver como un hombre, y voy a caminar entre vosotros. Voy a estrechar vuestras manos. Y cuando vea a un hombre, o a una mujer, o a un niño en problemas, voy a ofrecerle mi mano, a él, a ella, a ti. Al mundo. Voy a ser un buen ciudadano, un buen amigo en el camino de la vida que todos compartimos.
Mi nombre es Enzo. Y ésta es mi historia...
RESEÑA:
Enzo es un perrito con un alma muy humana que tiene una historia que contar: la suya. En este libro nos hablará de su infancia, de su madurez y de su vida actual y de cómo tanto él como su dueño nunca han dejado de luchar por aquello que querían.
El hecho de que Enzo sea el narrador hace que la novela adopte un matiz mucho más profundo y, aunque parezca mentira, real. A pesar de su condición perruna, es un narrador muy serio y que transmite numerosas lecciones de vida válidas para todo tipo de lectores, eso sí, incluyendo siempre algunas ocurrencias y guiños de lo más "animales", lo que le da un toque muy divertido y ameno.
Así, a través de un enfoque inocente y casi podríamos decir infantil, se da a conocer una historia que tiene poco de tierna. Denny, el amo de Enzo, pasará por una serie de situaciones que pondrán su vida patas arriba y estará a punto en más de una ocasión de rendirse y darse por vencido. Sin embargo, gracias a su fiel perro, se dará cuenta de lo que merece realmente la pena y, juntos, lucharán hasta el final. Ese es el aspecto que más me ha gustado de la novela: la relación tan estrecha que se establece entre humano y perro, que me parece que refleja a la perfección el amor que se le llega a tomar a los perros y lo mucho que ellos nos ayudan a sobrellevar nuestros problemas.
Sin embargo, si tengo que quedarme con un único momento de la novela, elegiría, sin dudarlo ni un instante, el final. Ya sabéis que yo soy muy fan de los finales felices, pero cuando además esconden un mensaje, ya me tienen más que ganada. Ese es el caso de este libro. Yo no podría haber elegido un final mejor y acabé el libro con la piel de gallina y las lágrimas a punto de derramarse.
En definitiva, es una novela que he disfrutado muchísimo por diversas razones, aunque la principal ha sido ese narrador que me ha ganado desde el primer momento. Ya sabéis (y si no lo sabéis pues os lo digo ahora) que siempre me he sentido muy unida a los animales y las historias como esta siempre me dejan una gran marca, por eso sé que Enzo va a estar durante mucho tiempo en mi memoria y en mi corazón.
Si os gustan las historias de amor verdadero, del que dura para siempre y supera todo tipo de obstáculos, este es vuestro libro. Pero, ojo, si sois sensibles tened los pañuelos preparados, porque es una auténtica montaña rusa de sentimientos.
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